jueves, 23 de febrero de 2012

Petrópolis.



Mirarte a los ojos.
Sentir tanto, que cada pedazo de carne de mi cuerpo,
tiembla, y te quiere con él.

Recorrer tus mejillas haciendo surcos en el aire,
notando tu suave tacto en mis dedos.

Entrelazar las manos.

Notar mi corazón volar, junto al tuyo, lejos,
en un lugar donde nada es todo y todo es nada.

Pensar qué decir, y elegir el silencio.
Y entenderte, en cada movimiento.
Siempre cerca de mi.

Aprieto mis dedos, y mi mente se estremece,
al oír la respuesta de tus latidos.

El atrevimiento es sólo un juego,
pero surge, cuando menos se espera.

El corazón me manda, y sólo puedo mirar tus ojos.
Sentirme cálido, en paz a tu lado.
Y que nada más importe, más que tú.

Decir un "te quiero" quebrado,
pues son las palabras más sinceras,
que jamás salieron de esta boca.

Y besarnos, no importa donde,
pues eres tú, la única habitante de mi corazón.

Agarrarte bien fuerte, y marchar lejos, muy lejos,
más allá de las montañas, y los mares.
El mundo perdido de los dos,

del que tú, tienes la llave.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Un segundo de reloj. (A tu lado)



Nada me haría más feliz,
en aquel momento.

Mirar aquellas estrellas,
aquellos diamantes opacos,
razón de montones de guerras,
donde murieron mil soldados,
de la mente y corazón.

No cambiaría nada.
Y créanme, cuando digo nada,
pues no en vano utilizo un término tan abstracto.

Un sólo gesto.
Un mínimo movimiento.
Una suave brisa por mi nuca, y mi espalda.

Un viento nuevo,
un pasodoble,
un movimiento de muñeca,
automático.

Parálisis cerebral,
pensamientos aletargados.

Corazón desbocado,
sentimientos agolpados.

BANG.

Ocurre.
Ya está hecho.
El tiempo sólo pasa una vez.

La manecilla no se detiene,
un mecanismo puramente establecido,
sin fallas.

Carne sobre carne,
labio sobre labio, y corazón en la mano.

Implosión de sentimientos hacia fuera,
y hacia dentro.

Salpicados en manchas ininteligibles.

Palabras de amor a la nuca,
oído de los amantes,
como amantes los que aman,
los que viven, y no trucan.

Describen por inercia mis manos temblorosas,
un beso, una historia, un momento.

El segundo, que cambió las cosas.


(Ahora, puedo gritarle al mundo que te quiero)

domingo, 5 de febrero de 2012

Descalzos.



Miro el agua correr,
miro a la gente pasar,
miro el Sol,
miro las estrellas,
de noche, y de día.

Busco reflejos inexistentes,
en el agua en movimiento,
que me engañan y confunden.

Busco una fuente de magia,
un lugar donde encontrarme,
un lugar donde encontrarte,
un lugar donde nosotros seamos realidad.

Quiero sostener tu mano, quiero sentirla muy fuerte.

Encontrarme descalzo,
a las orillas del Támesis,
acompañado en pies y manos,
por tu aliento.

Sentir tu cálido aliento en mi nuca.

Quiero seguirte al fin del mundo.

Quiero un "nosotros".

Te quiero, junto a mí,
una tarde cualquiera.


Descalzos sobre el Támesis.